A dense fog
came down the slope of the hill, gliding into the trenches and turning the
night even eerier. The smell was a mixture between the humidity of the
night and the rotten smell of the corpses on the front. The rats running along
the trench were the only thing you could hear, not a single soldier dared to
make a sound. You could sense the nervousness among the men, who were ready
to hear the captain’s orders that would take them away from the security of the trench.
Many of them kissed their loved ones’ photo for the last time, another bunch
prayed in silence.
“Weapons
ready” whispered the captain. “They’ll be your best bet once you’re outside.
The enemy’s trench is fifty yards away. Once you’re there, charge against
the enemy and feel no pity for them. Ready… Steady… ¡Long live England!”
And then,
the platoon emerged from the trench with a battle cry, only to be swept by a
rain of bullets coming from the enemy’s machine guns, increasing the number of
bodies that lay on the battlefield.
Una niebla densa bajaba por la ladera de la colina,
internándose en las trincheras y tornando la noche aún más fantasmal. El olor a
humedad se mezclaba con el de putrefacción procedente de los cuerpos sin vida
en el frente. El correteo de las ratas era el único sonido que rasgaba la
noche, ya que ningún soldado se atrevía ni tan siquiera a respirar. Se podía
palpar el nerviosismo entre los hombres, que estaban preparados para oír el
grito del capitán, que los llevaría a una muerte segura más allá de la
seguridad de la trinchera. Muchos de ellos besaban por última vez la fotografía
de sus seres queridos y otros rezaban en silencio.
- Carguen sus armas, soldados- susurró el capitán-.
Serán vuestras mejores bazas una vez fuera. La trinchera enemiga se encuentra a
unos cincuenta metros, una vez allí, cargad contra el enemigo y no sintáis
piedad. En posición, listos,… ¡Por Inglaterra!
Y, a continuación, el pelotón emergió de la trinchera con un
grito de guerra, para sólo ser barrido por una oleada de balas procedentes de
las ametralladoras enemigas y acrecentar las montañas de muertos que yacían en
el campo de batalla.